Por Sheila Morataya
Autoestima. Se ha escrito tanto sobre ella. Es necesaria para vivir una vida equilibrada, de calidad y llena de felicidad. Por estos días me he encontrado pensando mucho sobre ella. Ya lo sabes, soy la entrenadora de la autoestima, es mi pasión, mi propósito, y la enfermedad que superé gracias al poder desafiante de mi espíritu.
Conozco muchas mujeres y hombres que carecen de autoestima y no lo saben. Lo que pasa es que mucha gente tiende a pensar que las personas sin autoestima son aquellas que son muy calladitas, que no se defienden, que son incapaces de salir adelante por sí mismo. Eso es verdad. Pero esas son sólo alguna de las manifestaciones de la carencia de autoestima.
Por ejemplo, hay muchas mujeres que están admitiendo vivir en una relación que no las satisface, y por miedo a quedarse solas lo aceptan. O hay mujeres que son profesionalmente exitosas pero no lograr atraer al hombre de sus sueños debido a que piensan, tengo mala suerte en el amor. Expresarse así también es carecer de autoestima. Si eres una de esas mujeres, que piensa así, explora que puede haber detrás de esas creencias. Talvez la ausencia de un padre, puedes tener a papá en casa pero si no interactuá contigo afectivamente es como si no estuviera.
Otro ejemplo de autoestima es el de alguien que siempre está pensando que las puertas no se abren, porque talvez le cae mal a todo el mundo o la gente me tiene envidia. Está es otra posición que puede ser explorada. ¿Qué me hace pensar esto?
La verdad es que la vida puede vivirse sin tener autoestima, pero su evolución, movimiento, expansión, no será lo mismo. Una autoestima sana y vigorosa es la llave para el equilibrio psíquico y la experiencia de la plenitud como ser único e irrepetible.
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