AUTOR: Sanaa Vanessa Saab Saab.
¿Cuántas veces hemos escuchado a
mujeres decir: “El hombre que me quiera me tiene que querer tal como soy. ¡Yo
no cambio por nadie!”? Seguro que muchas veces. Pero si nos fijamos, estas
frases se enfocan en la personalidad, más no en el físico. Estas mismas mujeres
son –en su mayoría- las que se han realizado una o varias operaciones estéticas.
Cuando una amiga me cuenta que tiene ganas de operarse por gusto,
inmediatamente pienso en que está pasando por una situación de baja autoestima.
Yo pasé por ella y hoy que estoy aprendiendo a valorarme tal como soy por
dentro y por fuera, con mi historia, mi pasado y presente, no lo volvería a
hacer (Y digo aprendiendo porque es una labor de todos los días) La baja
autoestima en estos casos tiende a justificarse con saboteos de este tipo “¡Tenía
que hacerlo porque no es que tenía poquito, sino que no tenía nada!” “Yo si me
acepto, pero si puedo mejorar ¿Por qué no?” entre otras frases… Y a la final yo
termino haciéndome una pregunta: ¿Si yo misma no me acepto, cómo puedo esperar
eso de los demás? Y tan fuerte es este problema que se está viviendo hoy en día,
que no miramos los riesgos a los que se somete una persona con una operación para hacerla por placer. Ahí podemos ver cuán
inconformes estamos con nosotros mismos. Es común ver mujeres operándose luego
de rupturas sentimentales, es una forma de levantar su autoestima, pero el amor
propio va más allá de eso. Una persona cuando se siente vacía, por más que
busque llenarse con lo externo no lo logrará y podría volverse adicta ya sea a
las operaciones, a la comida, a las compras…
El Amor incondicional comienza
por nosotros, de adentro hacia afuera. No estoy de acuerdo con el conformismo,
pero si con la aceptación de lo que somos. Ofrecernos Amor Incondicional implica
aceptarnos y amarnos como somos en nuestras dos dimensiones: La física y la
espiritual. Que si bien es cierto que nuestra belleza física es pasajera, es
vital que nos sintamos cómodos con ella, aceptarla y darle el valor que merece,
ni más, ni menos. Siempre recordando que nuestro cuerpo es el vehículo en el
que nos trasladamos en esta experiencia humana y a través del cual nuestro Yo
Interior nos comunica que algo estamos haciendo mal. Nuestro cuerpo es más de
lo que parece, es nuestra morada y funciona como guía cuando no escuchamos a
nuestra consciencia. No lo maltratemos de esta manera. El amor incondicional
exige observar desde dónde nos estamos valorando, si es por lo físico, por lo
que podemos dar a los demás, por los títulos, por la posición económica… De
este modo también lograremos darnos cuenta por qué nos han llegado personas que
nos buscan por esos motivos y no por nuestro verdadero valor, el interior. Somos
seres espirituales en cuerpos humanos, nuestra energía es más poderosa de lo
que solemos creer, la cual envía señales para atraer lo que está en resonancia
con ella. Si una mujer únicamente se valora por su atractivo, le llegarán
hombres que la aprecien solo por eso. Si un hombre siente que su valor está en
sus títulos y sus cuentas bancarias, le llegarán mujeres y personas en general,
que sólo lo vean como un ticket de lotería ¡Atraemos lo que somos! Haciéndonos conscientes
de esto, dándonos el valor que merecemos podemos dar un giro a la energía que manejamos y obtener
resultados en resonancia.
Para reconciliarnos con nosotros
mismos debemos emprender un largo camino con dedicación y compromiso, pero una
vez que se inicia no hay marcha atrás porque el bienestar que nos regalamos es
ese que no queremos soltar y el único al que nos debemos apegar.