sábado, 20 de octubre de 2012

EL RESPETO A LOS HIJOS EMPIEZA POR UNO MISMO


Por  Esther Vásquez


Tuve mi primer hijo a los 33 años y una princesa hermosa a los 37. Me ha tocado criarlos en un mundo bombardeado por una cantidad de información que va desde inspiraciones espirituales como niños índigo y cristal, pasando por las recomendaciones del Dr. Benjamin Spock hasta la tendencia más reciente sobre la crianza respetuosa.

Pasé por supuesto por aquella etapa de empezar a ver a las otras madres, conversar en cualquier sitio y tratar de aprender lo que no sabía y chequear si no estaba equivocada en lo que hacía: ¿es la comida la adecuada? ¿Soy muy o poco controladora? etc.

Con el tiempo comencé a observar cómo crecía una generación de niños criados por padres muy preocupados por darle una crianza respetuosa a sus hijos y con grandes sentimientos de culpa cuando no les daban a sus hijos el trato que se esperaba de ellos. Esa culpa en cada padre siempre me intrigaba sobre todo porque cuando hablaba con muchos se sentían así por actuar como cualquier ser humano común y corriente.
respeto-padresUn padre no debería sentir culpa eterna por un mal momento con su hijo a causa del estrés de un día de trabajo. Lo más importante es que sepa acercarse a su hijo, ofrecer disculpas y dejarse ver como es en toda su expresión, analizando juntos lo que pasó, cómo pueden superarlo y qué pueden aprender de ello. Nuestros hijos no pueden crecer dándole la espalda a la dimensión humana de sus propios padres, pensando que siempre serán perfectos, que nunca van a gritar o actuar en forma irracional y que si lo hacen, son culpables de un daño sicológico a su propia psiquis

Es vital entender que la única vía para criar con respeto a un hijo es el ejercicio del respeto por uno mismo como ser humano. Muchos padres en el frenesí de buscar el mejor camino para relacionarse con sus hijos empiezan a abandonarse ellos mismos, dejando de lado sus propias necesidades, invalidándolas, castigándose por reaccionar y comienzan a acumular sentimientos muy negativos sobre sí mismos y la crianza.

Una de las cosas más importantes que le dejaremos a nuestros hijos en la vida es la construcción de una autoestima positiva y la mejor forma de hacerlo es demostrarle con hechos, con nuestra propia vida lo que eso significa. Unos padres en paz consigo mismos son el mejor ejemplo para sus hijos. Un padre atormentado y angustiado por lo que quiere transmitir solo legará incertidumbre a su hijo.

La crianza respetuosa exige un alto grado de dedicación emocional de los padres con los hijos y por esa razón es básico el equilibrio emocional.
Nadie que se sienta consumido por las necesidades de otro puede relacionarse sanamente. Un padre que siente que el ritmo de su mundo es guiado por las necesidades de su hijo las 24 horas comenzará a resentir su papel muy silenciosamente traduciéndolo en mal humor y frustración.

No existen recetas para criar y menos para evaluar su efectividad. La única gran medida debería ser los niños que son producto de ese ejercicio, por la felicidad y la salud emocional de esos pequeños seres que criamos y no solo en nuestro nido sino en el mundo exterior que es, al final hacia donde ellos van.

Hay miles de caminos para criar hijos en forma respetuosa. Hay miles de formas de criar hijos independientes, seguros de sí mismos y felices y ninguna exige al padre ser un superhumano. Todo lo contrario, en la medida en que el padre entre en contacto con sus propias necesidades y alcance su equilibrio interno será un ser humano mucho más pleno en total capacidad de enseñar con amor, respeto y consideración.

Fuente: inspirulina

¿Cómo Manejar Nuestros Errores y Culpas?

Por: Sanaa Vanessa Saab
A veces, cuando cometemos un error llegamos a sentir que tenemos menos valor humano ¿Te has encontrado diciéndote alguna de estas frases: “Si no hubiese hecho “x” cosa, esto no me estaría pasando” “No debí decir esas palabras ¿Por qué hice eso?... Ahora no tengo escapatoria”? ¿O quizás sientes que tu felicidad o tu futuro se ven amenazados por algo que hiciste o dejaste de hacer en tu pasado? Si es tu caso, te invito a continuar leyendo estas líneas.

Todos hemos cometido errores a lo largo de la vida. Hemos hecho o dicho algo que hoy desearíamos no haber pronunciado jamás; o tal vez pensamos que debimos hacer algo que no hicimos, por falta de valor o conocimiento. A muchos nos pasa que cuando cometemos un error que no podemos reparar, nos llenamos de culpas y miedos que no nos dejan vivir en paz y podríamos entrar en crisis. Y es que resulta fácil sentirse culpable, cuando de niños, nuestros padres, responsables o educadores nos hacían ver de esta manera por las conductas que no aprobaban. Incluso, recuerden que tenemos memoria genética, así que podemos estar abrazando esa emoción autodestructiva de manera automática, si en el momento de nuestro nacimiento, gestación y/o infancia “causamos” a nuestra madre molestias, dolores o alguna otra consecuencia desagradable, como por ejemplo el sacrificio.

Les comento que la existencia de la culpa es relativa. Esta es una emoción auto-infligida que nos provocamos en castigo por algún acto que vaya en contra de lo que pensamos o de las exigencias del mundo. Se produce cuando hay lucha entre nuestras acciones, pensamientos y emociones… Es nuestra forma de castigarnos con respecto a algo que hicimos o dejamos de hacer, con la cual, a mi parecer, constituimos el Karma personal. Pienso que en realidad solo existen la responsabilidad, las consecuencias y el valor de nuestros errores. Seguir sintiéndonos culpables depende de nuestra elección. Para descomponer todo esto te propongo que te hagas una serie de preguntas importantes, pues es determinante saber a ciencia cierta qué es lo que realmente te está produciendo esta emoción dañina ¿Qué es lo que no te perdonas a ti mismo?  ¿Por qué te está afectando y cómo corregirlo? Pregúntate ¿Estos motivos son válidos? ¿Realmente haber cometido ese error me hace merecedor de este malestar constante? Cuando te preguntes, ten presente que tus respuestas pueden estar condicionadas a las pautas y exigencias familiares y sociales. ¿Te preocupa más lo que otros piensen de ti que lo que tú mismo pienses de ti?

Tu respuesta tiene que estar libre de prejuicios y condicionamientos. Deben ser puras y basarse en la realidad de todas las verdades, que es Luz (abre tu conciencia). Por tal motivo, también es importante que identifiques cuál fue tu intención al haber hecho y dicho o dejado de hacer eso que tanto te atormenta, pues no es lo mismo que haya sucedido sin maldad, odio, avaricia o cualquier otra emoción negativa, a que éstas hayan hecho acto de presencia en tu proceder y menos si se dio accidentalmente. Si tus acciones se dieron sin emociones negativas, no tienes que cargar con ninguna culpa y si fueron viciados por esas emociones, acéptalos y perdónate. Los seres humanos solemos actuar en base a las emociones que estamos experimentando y a medida que manejemos inteligencia emocional iremos corrigiendo esa conducta. Volviendo a lo otro, si te estás provocando sentimientos de culpa es porque estás arrepentido de corazón y se comienza a expandir tu conciencia. Si bien es cierto que muchas veces cometemos errores con malicia u otra afección emocional, la realidad es que en esos momentos somos inocentes, porque quienes actúan así son seres manejados por emociones y cuando sentimos remordimiento de conciencia, es porque ésta se está despertando para enseñarnos lo que no veíamos. Deshacernos de la culpa exige un esfuerzo por llegar a nuestra conciencia. Ellas, nos hacen permanecer atados al pasado, así que suelta esas cargas innecesarias y perdónate, estarías desintegrando Karmas personales.
Debemos aprender a darle a nuestros errores el valor que merecen. Yo los considero mis mejores maestros. Para muestra un botón: En alguna parte leí una comparación entre los errores de niños y los de adultos, donde nos recuerdan cuando queríamos meter los dedos en los tomacorrientes, alguna vez lo habremos hecho, poniendo en riesgo nuestras vidas a pesar de las advertencias de los adultos y el resultado fue el mal rato compuesto por dolor y susto. Pero que quede claro que más nunca lo volvimos a hacer ¿Y saben otra cosa? Lo mejor es que aunque aprendimos la lección a la perfección, no albergamos miedos ni rencores hacia los tomacorrientes. Y es que hay lecciones que debemos aprender en carne y hueso. Eso que sucedió sencillamente tenía que pasar. Justo ahí donde tropezaste, justo eso que dijiste o hiciste y hoy piensas que no debiste; cada detalle, por mínimo que sea debió pasar tal cual, ni más ni menos.  Y justo ellos son los que han moldeado tu carácter y te han hecho la persona que eres hoy. Justo esos errores que más lamentamos son los que mejor nos enseñan la lección, pues marcan nuestras almas. Te invito a aceptarlo porque de lo contrario, no te estarías aceptando ni a ti, ni a tu vida. Los errores no son pecados, son maestros y absolutamente todos tenemos derecho a cometerlos, por lo que no debes permitir reproches ni que otros pretendan juzgarte, el único que tiene esa potestad es DIOS. Estamos aquí para aprender, éstos constituyen herramientas dentro de nuestra evolución espiritual. En la medida en que comprendas esto, esas culpas auto-infligidas cederán.


Nada de lo que hoy comparto con ustedes es saboteo mental ni justificaciones que estoy promoviendo. Saboteo mental sería si utilizaras esos errores como excusas ante ti y ante los demás, que justifiquen cambios negativos en tu ser.  Los errores son perfectos porque esos  que nos duelen son los que mejor nos enseñan, son esos que nos dejan claro lo que jamás deberemos repetir, nos humanizan, nos recuerdan que nadie es infalible, que TODOS somos vulnerables. Nos hacen comprensivos con los demás (en la medida en que nos comprendamos a nosotros). Estos nos vuelven más agradecidos, conscientes y sabios… Debemos comprender que todos tenemos derecho a equivocarnos, a dejarnos llevar por nuestras emociones. Al comprender la situación, el presente, en toda su extensión y liberarte de culpas, también liberas de éstas a los involucrados. Es importante que te libres de emociones negativas que puedas sentir en tu contra y hacia ellos. Para que puedas ser libre tú, debes liberar energéticamente a los otros.

Pedir perdón es un acto de madurez, siempre que sea sincero y es lo primero que debemos hacer cuando nuestro error involucra a otra persona, y si puedes tomar cartas en el asunto para revertir el efecto del mismo, hazlo de inmediato. Por supuesto que pedir perdón no siempre es fácil, a veces puede tornarse incómodo y desagradable, pero sin duda, resulta liberador y es lo correcto. Lo ideal sería que el otro las aceptara con humildad, pero si no se da el caso y la persona opta por aflorar el ego que vibra en él, esa es su elección, pero tú ya hiciste lo que te corresponde. Hay veces en que nuestros errores no son tan significativos, carecen de relevancia y si la persona con quien te estás excusando en este caso, te somete a un desgaste energético y emocional, debido a que no te acepta las disculpas, no pierdas tu tiempo. Es evidente que su orgullo está siendo más grande que el respeto y el valor hacia ambos y hacia lazo afectivo que los unía. Si no puedes disculparte directamente, hazlo de manera energética.
Todo esto nos hace seres más conscientes y precavidos, por lo que conviene tomarnos unos minutos de nuestro tiempo para detenernos a pensar antes de contestar, antes de discutir o de negarnos a hacer un favor. No te predispongas, escucha, respira y reflexiona. Te sugiero que no hagas nada si no estás seguro. Al principio quizá te cueste un poco, pero la práctica te brindará fluidez y te acostumbrarás a no actuar impulsivamente. Lo mejor es actuar con la certeza de que nuestro proceder es el mejor en estos momentos y si necesitas más tiempo para pensar, solicítalo y  tómatelo, tendrías menos probabilidades de cometer errores. Si te equivocas no importa, pues obraste en función de lo que consideraste correcto o favorable en ese momento.

Los errores nos muestran justo la lección que debemos aprender y nos preparan para el resto del camino que tenemos por recorrer, pues no se dan por casualidades, llegan a nosotros con la enseñanza que nos corresponde. La verdadera consecuencia de un error es el aprendizaje, el crecimiento. Luego de aprender éstos nos hacemos más grandes, somos seres más valiosos; a diferencia de lo que solemos sentir luego de equivocarnos. Señores, recuerden que vinimos a este mundo para ser probados y el objetivo no siempre es no caer en “la trampa” porque pasarse la vida sin cometer errores (cosa que es imposible) significa pasar la vida sin aprendizaje, sin crecimiento, sin evolución. Al haber aprendido la lección no tenemos más nada que hacer con eso, así que ¡Aprende, acéptalo, compréndete, perdónate, agradécele y suéltalo! ¡Tú decides qué hacer con tus emociones! 

Fuente: Informe21

LA ASCENSIÓN SIN MIEDOS

Copiado de la pàgina: "Deb Once"

La palabra ASCENSIÓN significa subir a un lugar más elevado. Por lo tanto, si estamos en la tercera dimensión nuestra ascensión será a la llamada cuarta dimensión. Significa que subiremos un nivel más hacia la unión con nuestra fuente creadora. Y cuando logremos que nuestra conciencia se sincronice con la cuarta dimensión, nuestros pensamientos y nuestros actos estarán acorde con ese nivel de conciencia, donde ya no nos afecta la dualidad de la tercera dimensión. Y es entonces, desde ese nivel de conciencia, cuando comenzaremos a crear esa Nueva Tierra. Quiero dejar bien claro que la ascensión será a nivel de conciencia no será a nivel físico, seguiremos en este planeta conviviendo con las personas que libremente eligieron seguir en la conciencia de tercera dimensión.

¿Y qué diferencia existirá entre las personas, que logren ascender su conciencia a la cuarta dimensión, con las que sigan en una conciencia de tercera dimensión? La respuesta es muy simple, cada uno estará viendo todo lo que ocurra desde su nivel de conciencia.


Para los que optaron por seguir experimentando la dualidad de la tercera dimensión no entenderán porque su mundo se está derrumbando. Mientras que todos los que optaron por ascender su conciencia a la cuarta dimensión estarán viendo como poco a poco va naciendo la Nueva Tierra.


En pocas palabras unos estarán enfocados en la muerte de un sistema de vida y otros estarán enfocados en el nacimiento de una nueva forma de vivir más armónica con todo lo que nos rodea.

Me gustaría aclarar que todas las personas que decidan seguir viviendo la conciencia de tercera dimensión pueden cambiar a la conciencia de cuarta dimensión en cualquier momento durante la transición entre el viejo mundo y la nueva tierra.

Pero si llega al final de su ciclo de vida y su conciencia necesita seguir experimentando la tercera dimensión, ya no reencarnarán de nuevo en este planeta. Continuarán su evolución en otro planeta de tercera dimensión, porque la Tierra ya estaría vibrando en frecuencia de cuarta dimensión.


Debemos tener muy claro que la Nueva Tierra no va a surgir arreglando el viejo sistema que ha imperado por siglos. No se trata de pegarle parches al viejo mundo. Todo lo que surja en la Nueva Tierra será nuevo y estará creado bajo la nueva energía de alta vibración que llegará del cosmos.

Entre ese viejo mundo y la Nueva tierra existirá un período de transición y lo más probable es que todas las personas que logren aumentar su nivel de conciencia busquen alejarse del sistema y terminen creando pequeñas comunidades donde puedan vivir bajo su nuevo nivel de conciencia, ese será el comienzo de la Nueva Tierra.


De lo único que pueden estar seguros es que el próximo 21 de diciembre nuestro planeta recibirá un baño de energía desde el centro de la galaxia y a partir de ese día la tierra aumentará su frecuencia de vibración. Y nosotros tenemos que decidir si queremos estar en sintonía con esa nueva frecuencia o queremos seguir viviendo en la frecuencia de separación y dualidad de la tercera dimensión.


Te invito para que sólo te enfoques en esa energía que llegará y te actives con la nueva frecuencia, eso hará que tu proceso de transición entre el Viejo Mundo y la Nueva Tierra sea más fluido.



Daniel López de Medrano

Sanar la Relación con Nuestros Padres

Por Sanaa Vanessa Saab

Tal como mencioné en mi reciente artículo titulado 4 Recomendaciones para depurar el alma "De acuerdo a la Constelación Familiar, lo único que le debemos a nuestros padres es la vida. Lo que hagamos con ella es nuestra responsabilidad y no caben excusas, victimas ni victimarios. Lo que quiere decir, que un paso sumamente importante es sanar la relación con ellos, desintegrando las rabias y rencores en su contra, asumiendo nuestras responsabilidades y comprendiendo que de cualquier forma que nos hayan criado fue la mejor." 



Algunos quizá no entiendan qué clase de rabias o rencores se pueden tener en contra de ellos, así que les ayudo. En nuestros hogares podemos ver cosas que no nos gusten, con las que no estamos de acuerdo o que sencillamente no nos hacen sentir bien y por lo tanto nos llenamos de molestia, ira, dolor, impotencia y un sin fin de emociones más que se van anidando en nuestro interior, produciendo cierto rechazo a las ideas o costumbres familiares y hasta a nuestros propios padres y miembros de la familia que se hallen involucrados. 

¿Qué clase de cosas pueden ser éstas? Podemos empezar con el machismo. Muchas veces nos habremos molestado con nuestros padres por manejar conceptos que consideramos errados en relación a la diferencia de géneros, e incluso por darle a los varones de la casa prioridades y preferencias sobre las féminas. Si sentimos que nuestros padres o uno de ellos siempre estuvo ocupado y no nos dedicó el tiempo que requeríamos podríamos albergar resentimiento por esa falta de atención y amor. También incluyo los casos en que ellos no son como nos gustaría en ciertos aspectos. Y como último ejemplo podría mencionar el divorcio o abandono, hechos con los cuales, los hijos podrían culpar a los padres de las "consecuencias" que "les tocaron" vivir y a su vez, fabricar y adquirir creencias de que todas las conductas y actitudes de los progenitores o uno de ellos son la causa de tal ruptura, por ende, actitudes erradas y nacería el rechazo tanto para ellas como hacia los padres.


Cuando tenemos estos resentimientos solemos ser radicales, adquirimos conceptos o ideales totalmente opuestos a lo que vimos en casa y esto podría desviarnos de nuestro propio camino y ser dañino. Cuando sentimos rechazo hacia la forma de ser de uno de nuestros padres o familiares estamos renegando de una parte de nosotros, ya que ambos pertenecemos al mismo sistema familiar. ¿Han oído eso de que "Todos somos uno"? Llevamos en nuestros genes y energéticamente  a nuestros ancestros. Con esto no quiero decir que vayamos a tener los mismos resultados que ellos, las mismas vidas, traumas, tras pié, sino que tenemos la fuerza de nuestros ancestros, llevamos la fuerza de los hombres y mujeres de nuestra familia, solo debemos integrarlos y unificar nuestro ser. ¿Si nos unificamos viviremos como ellos? La respuesta es no y si. Depende de ti, debido a que el primer paso es aceptarlos y después quedará de tu parte canalizar lo que debas para lograr encauzarte en tu propio camino de vida, solamente adquiriendo lo positivo de ellos y aceptando lo negativo, porque nos guste o no, forma parte de nosotros, de nuestra historia y si no lo hacemos, la vida nos estaría repitiendo la lección hasta que la aprendamos. 


¿A qué me refiero con esto de repetir la lección? Te lo resumo en un ejemplo: Si albergué emociones negativas hacia mis padres por su divorcio, viviré inconscientemente con el miedo al abandono o podría optar por la figura del abandonador. Motivo por el cual las relaciones serían inestables, inseguras y truncadas por la separación. Si rechazas los divorcios y los abandonos, eso es lo que te sucederá. No olvidemos que todo es energía y existe la Ley de la Atracción. Así que lo que manejes tú es lo que atraerás a tu vida. Está en tí aceptar e integrar tu sistema familiar. Hazlo, ten en cuenta que nadie es infalible, todos somos vulnerables.  


Debemos entrar en conciencia y comprender que nuestros padres nos criaron y vivieron de la forma en que mejor sabían ¡Nos enseñaron como ellos aprendieron! Quizás ni siquiera sabían que existe una mejor forma de criar, de amar, de vivir... Hicieron lo que consideraron mejor para nosotros, por lo tanto no tenemos nada que perdonarles. Y además todos tenemos derecho a equivocarnos, a dejarnos llevar por las emociones que sentimos. Tú lo has hecho, entonces ¿Ellos no tienen derecho?.... Agradezcamos a esas experiencias porque pudimos vivir muchas cosas buenas, aprender y ser personas de fortaleza. Cabe destacar que somos afortunados porque -a diferencia de ellos- contamos con herramientas que nos ayudan a criar, vivir y a amar mejor, como lo son talleres y seminarios, el internet, libros, psicólogos, consteladores y demás profesionales con vocación dispuestos a tendernos la mano. No nos olvidemos de que el conocimiento avanza a 9000 por hora y en unos años podremos ser nosotros los que no tengamos todos los conocimientos y técnicas que nuestros hijos o futuros hijos tendrán. Como dice Alfonso León, simplemente ¡hagámoslo diferente! Te invito a hacerlo lo mejor que puedas... Sigamos nuestra intuición, nuestro YO Superior siempre esta para guiarnos... Pero empecemos por sanar la relación con nuestros padres e integrando nuestro sistema familiar.