martes, 19 de febrero de 2013

La pareja sagrada


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Me encanta este concepto porque viene a explicar qué es lo que como esencia humana buscamos en una relación de pareja y al comparar esta búsqueda con los condicionamientos que traemos, es lógico el vacío que experimentamos cuando pasan los años y sentimos que se acaba el amor o que hay que hacer demasiados esfuerzos para revivirlo.
La mente nunca se satisface explicaron recientemente en Caracas Fanny Van Laere y su compañero Gustavo Nizzo justamente en un taller de Pareja Sagrada. La mente siempre quiere más. Logramos el apartamento, los hijos, el carro, la casa en la playa, las vacaciones soñadas, el perro, el jardín, el trabajo genial, pero sigue el vacío.
No sabemos que ocurre, ya logré todo lo que podía lograr “materialmente” por mí mismo o con mi pareja ¿y ahora qué? Ya no hay fuego con el paso de los años, hay frustración porque cada quien está en su mundo, hay foco en los hijos y cuando los hijos se van de casa, dos extraños deben mirarse de nuevo. O peor nos frustramos porque no hay logros de ningún tipo según lo que creemos es el ideal de un hogar.
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La pareja sagrada pasa primero por ser una pareja sana. Y cuando menciono pareja sana, hablo de lo que en integrando la vida defendemos como un valor: una pareja en la que cada miembro se ama, se respeta, se valora, sabe cuáles son sus dolores y está claro cuando los proyecta en su compañero, ha honrado a sus padres, armonizando energías femeninas y masculinas dentro de sí, trabaja en liberarse en sus creencias de no merecimiento para alcanzar su libertad, ama la entidad que forma junto a su complemento y sabe que esta entidad es prioridad. La pareja sagrada es el siguiente nivel. Juntos transforman a su paso, se complementan y su servicio a la humanidad deja huella. La pareja sagrada se ama desde el ser, se ama por lo que juntos son y logran, se nutren del amor incondicional. La prosperidad en armonía viene por añadidura.

Parece fantasía pero cada vez más me encuentro con parejas así. Todas coinciden en que tuvieron primero que encontrarse a sí mismos, ver sus sombras, amarse y respetarse primero para decir No a relaciones que no encajaban dentro de sus valores. Nos enseñaron a quedarnos en el dolor, a permanecer unido a una persona que no es compatible con mis ideales para no estar solos (haciéndonos mutuamente infelices por tremendo egoísmo) a casarnos por muchas razones que no son las de la pareja sagrada. La tendencia es unimos desde la inconsciencia, un día despertamos y nos sentimos vacíos. Queremos que el otro nos ame por lo que somos por dentro, pero resulta que nosotros mismos no lo hacemos. Resulta que nos valoramos por nuestros atractivos físicos o por lo exitosos que somos laboralmente y cuando ponemos estos condicionamientos desde la mente, ya vemos que ésta nunca se satisface. El otro nos va a amar sólo por aquello a lo que nosotros le damos valor. Comienza por ti. Revisa a qué le estás dando prioridad en tu vida, a qué eres dependiente. Mira si realmente te has trabajado suficientemente la autoestima para encontrarte con tu complemento y formar la pareja sana y sagrada. De pronto hay mentiras como “No merezco” y te quedas estancado por repetir patrones que pueden estar desconectándote de la vida. Estás a tiempo de convertir esa relación de pareja en una sana y sagrada y si no es posible seguir tu camino para ser feliz que es a lo que viniste.
 Fuente: http://www.inspirulina.com/la-pareja-sagrada.html