domingo, 18 de noviembre de 2012

GAMIFICACIÓN: LOGRA TUS METAS JUGANDO


Por  Rafael Franquiz
La prueba más clara de la sabiduría es una alegría continua. Michel de Montaigne

Recientemente ha surgido un nuevo concepto para una vieja práctica, la gamificación. Desde niños a todos nos gusta jugar, a medida que vamos creciendo van cambiando las formas y los objetivos de los juegos.
GAMIFICACIÓN: LOGRA TUS METAS JUGANDO
Entre los adultos, cuando observamos a los caballeros conduciendo sus autos o cuando las damas visten a sus hijas con dedicación y gracia, ambos grupos demuestran una satisfacción muy especial que, sin duda alguna, los regresa a sus tempranos hábitos de juego donde cada grupo competía por cuál era el carro más poderoso o la muñeca más hermosa.

La gamificación es un concepto que utiliza potentes estrategias de mecánicas de juego para hacer más gratas e interesantes tareas que pueden ser muy rutinarias y tediosas. Actualmente este concepto está siendo usado con mucho éxito en el marketing comercial de bienes y servicios, en educación, en los deportes y algunas otras disciplinas. El MIT conjuntamente con la Universidad de Harvard acaba de inaugurar una plataforma de enseñanza on-line. El profesor encargado del proyecto, Anant Agarwal, ha dicho: "el futuro de la enseñanza está en gamificarla". Las empresas lo usan para mejorar sus procesos internos de cara a los empleados y también para aumentar sus ventas entre los consumidores, las universidades para mejorar la enseñanza: jugar para aprender, para comprar y para lograr nuestras metas personales.

En América Latina, incluso en España, cada vez es más común ver empresas utilizando la gamificación para incrementar sus ventas, esta práctica es de vieja data en Estados Unidos donde el tema de los cupones de descuento mantiene un mercado cautivo, siempre en espera de novedades sobre estos sistemas; y ahora las redes sociales son vías naturales para potenciar todo esto.

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Mario Bros es uno de los juegos electrónicos más famosos del mundo, prácticamente todos lo conocemos, su éxito se basa en ir cumpliendo metas y obtener recompensas a medida que se avanza y así se van superando niveles. Algunos nos hemos sentido ese personaje pasando gente en los pasillos y escaleras del metro, o en el auto manejando de la forma más eficaz para optimizar el tiempo. Esta es una herramienta que podemos adaptar a varios ámbitos de nuestra vida. Los sistemas gamificados están llenos de recompensas en cada nivel, qué tal si nos ganamos ese helado semanal con una rutina de ejercicios, o si nos ponemos la meta de leer al menos 10 libros al año y como si fuera poco nos programamos una recompensa para ello, o terminamos esa carrera que dejamos por la mitad o por terminar tesis. En salud podríamos obligarnos a cumplir una rutina de ejercicios 4x30 cuatro días a la semana por 30 minutos, la recompensa puede ser esa cena de fin de semana que todos valoramos. Llevar todas estas metas en una agenda puede ser muy útil para reforzar el seguimiento de las mismas. Conviértase en el Mario Bros que baje la banderita de cada meta lograda con recompensas para Ud. Tan fácil como jugar, ¡comience ya!

Fuente: http://www.inspirulina.com/gamificacion-logra-tus-metas-jugando.html

El secreto de los Emprendedores


Por  Eli Bravo
A Dios rogando y con el mazo dando, dice el refrán, y cuando se trata de emprender cualquier proyecto, pareciera que encomendarse a las alturas o acercarse al Nirvana ayuda. No es que Dios tenga vena de emprendedor, aunque si nos ajustamos a los relatos del génesis, sin duda fue toda una empresa crear el mundo en 6 días.
EMPRENDE, REZA Y MEDITA
Un estudio del Centro Religioso Baylor (ya el nombre sugiere cierta preferencia por lo divino) asegura que las personas emprendedoras suelen incluir en su rutina de vida la práctica de la oración o lameditación. Según una encuesta realizada en los EEUU, el 34% de los emprendedores reza, frente al 27% de los no emprendedores. Y el 32% de los emprendedores practica algún tipo de meditación, versus el 22%  de quienes no lo son.

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¿Y por qué? Para algunos porque les trae paz, a otros un momento de descanso o silencio, y más de uno aseguró que les ayuda a enfrentar la incertidumbre.

Tanto rezar como meditar significa concentrar la mente y sintonizar con el presente. En el caso de la oración religiosa tiene el agregado de la fe, que le ofrece al creyente un respaldo divino. Incluso en la meditación devocional, los mantras vienen cargados de significados sagrados que llevan las palabras a un plano superior. En ambos casos, la concentración tiene un objetivo definido e iluminador.
Esto no significa ir a la iglesia o encender incienso cada día. En realidad es algo más sencillo y práctico: se trata de hacer un ejercicio mental y espiritual que refuerce nuestras acciones. En el caso de los emprendedores, el psicólogo Kenneth Pargament las define como “personas con una fuerte convicción de que pueden manejar las cosas, pero también reconocen la incertidumbre y el riesgo de su trabajo. La oración y la meditación les ayudan a lograr lo que se proponen, y además, reconocer que hay muchas cosas que no pueden controlar”.

En mi caso la meditación me ha ayudado a reducir los niveles de ansiedad y estrés, además de permitirme apreciar con mayor profundidad el trabajo diario y conectar con la intención más poderosa que me llevó a emprender Inspirulina. Porque estos meses en línea han sido tan maravillosos como retadores, y como escribí hace un tiempo, Inspirulina me ha servido de maneras diversas, e incluso, inesperadas.

Cuando las cosas se ponen difíciles cae muy bien respirar. De la misma manera cuando van sobre ruedas. Y si prefieres elevar una oración, perfecto. Porque si lo pensamos bien, todos somos de alguna manera emprendedores de nuestra vida y ella está llena de situaciones que nos ponen a prueba. Ayudarnos es lo mejor que podemos hacer, mirando hacia arriba, o hacia adentro

Fuente: http://www.inspirulina.com/emprende-reza-medita.html

CONSTRUIR TU FILOSOFÍA DE VIDA (I)


por  Agustín Sequera
Recientemente en una reunión entre amigos oí, sin querer, parte de una conversación entre adolescentes en la que uno de ellos explicaba cual era su filosofía de vida. Lo primero que me vino en mente fue preguntarme si, a esa edad (alrededor de los 15 años), una persona podía definir el tema con una precisión y una claridad aceptable.
    CONSTRUIR TU FILOSOFÍA DE VIDA (I)
    Esa misma noche mientras conducía camino a casa, la pregunta vino de nuevo, esta vez dirigida a mí mismo: ¿sabes cuál es tu filosofía de vida? Créanme que durante un buen tiempo mi mente quedó en blanco intentando buscar una respuesta satisfactoria a tal extremo que  restó un par de horas a las que habitualmente utilizo para dormir.

    Luego de eso, y durante varios días, estuve tratando de buscar, entre filósofos y pensadores, a qué exactamente se refería una persona cuando hablaba del tema y entre ellos conseguí en mi biblioteca un libro llamado Pregúntale a Platón de Lou Marinoff. Lou es un profesor de Filosofía del City College de Nueva York que se ha dedicado a acercar la filosofía a la vida cotidiana de personas, grupos y organizaciones de todo el mundo.

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    Según Lou, nuestro comportamiento no obedece a una sola cosa sino a la interacción de un conjunto de factores: rasgos biológicos de la personalidad, hábitos adquiridos en el transcurrir de la vida, condicionamientos de la sociedad a la que pertenecemos y las emociones del momento. Aquí entra en juego también lo que llamamosfilosofía de vida que no es más que nuestra razón, experiencia, creencias, principios y deberes.
    Todos tenemos una filosofía de vida, pero no todo el mundo es capaz de articular su filosofía con exactitud. Lo importante es determinar si la filosofía de vida actúa a nuestro favor, en contra o no lo hace en absoluto. Ciertamente cuando nos aqueja una dolencia física debemos acudir al médico, o si tenemos un problema en nuestra psique, al psicólogo, pero examinar filosóficamente nuestra propia vida no solo es posible, sino incluso aconsejable.
    Lo primero que debemos hacer es exteriorizar nuestras ideas, expresar nuestra filosofía de vida. Ver que tan bien o mal lo estamos haciendo, comparar nuestro enfoque con otros, modificarlo o mejorarlo. Hablamos de un concepto dinámico que se puede ajustar según las experiencias nuevas vividas teniendo siempre como norte, el asegurarnos que nuestra filosofía actúe a nuestro favor y no en contra.

    Inspeccionar nuestra casa filosófica, para mejorarla o renovarla, no se trata de un proyecto de un día. Requiere tiempo y esfuerzo. No puede hacerse todo en un solo momento. Para ello necesitaremos hacer uso de la vida en sí, nuestra capacidad de razonamiento, las experiencias vividas y la sabiduría filosófica acumulada con los años. Incluso, después de construida, debemos prestar atención a su mantenimiento y reparación.

    ¿Cómo hacerlo? Existe un manual de instrucciones que, a pesar de ser sencillo, exige tiempo y paciencia en su aplicación. Este manual nos conducirá a través de los Momentos Decisivos, las
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    Expectativas, el Doble vínculo, los Impulsos negativos y las Opciones sagaces. Pero ¿de qué trata todo esto? Intentemos desglosarlas una a una.


    Momentos decisivos:
    Todos experimentamos momentos en los que las circunstancias nos ponen seriamente a prueba: un accidente, una enfermedad, la ruptura de una relación, la pérdida de un ser querido, etc. Estos momentos duros ofrecen también las mejores oportunidades para efectuar avances en el crecimiento personal. En situaciones emocionales difíciles comprobamos nuestro carácter, crecemos y se iluminan los principios rectores más íntimos. Debemos realizar el siguiente ejercicio: reconocer un momento decisivo pasado en nuestra vida, preguntarnos ¿Cuál fue la idea rectora que nos permitió superarlo? Estas ideas constituyen el plano de nuestra casa filosófica.

    En una próxima entrega, seguiremos analizando cada uno de los pasos que se mencionan en el manual para lograr la construcción de nuestra casa filosófica. ¡Hasta entonces!

    Fuente: http://www.inspirulina.com/construir-tu-filosofia-de-vida.html

    DE EMOCIONES Y OTRAS YERBAS


    por  Eli Bravo
      DE EMOCIONES Y OTRAS YERBAS
      Hay cosas que nos persiguen para revelarnos ciertos secretos. Por ejemplo, jalar yerbas en el jardín. En mis años de adolescencia aquello era una suerte de castigo impuesto por mi padre algunos fines de semana. "Siéntate sobre esa lata de leche en polvo y sácalas de raíz para que no vuelvan a crecer" me ordenaba con firmeza. Así terminaba sobre la grama, rumiando mi descontento. Claro que yo hubiese preferido hacer otra cosa. Por ejemplo, retozar con mi novia.

      Es por ello que no pude sino reírme cuando días atrás me encontré en posición yanomami haciendo de nuevo aquello que tanto detestaba. Allí estaba yo, treinta y tantos años después y por voluntad propia, juntando índice y pulgar con la meticulosidad de un cirujano. Fue entonces cuando entendí que esto no era simple labor de jardinero: en realidad me encontraba envuelto en una metáfora psicológica.

      Jalar yerbas para limpiar la grama, pensé, es como eliminar los pensamientos negativos de mi mente. Si los saco de raíz, estoy abriéndole espacio a aquellos que quiero cultivar.
      En la psicología budista se habla de dos niveles de conciencia: el nivel más bajo funciona como almacén (podrías llamarlo el inconsciente) y el más elevado es donde brilla la conciencia despierta. El maestro zen Thich Naht Hanh compara el nivel de almacenamiento con la tierra donde las emociones, como si fueran semillas, esperan su momento de germinación. Allí están las semillas del gozo, la compasión y la ecuanimidad, entre otras. Pero también duermen las del odio, la ira y la desesperanza. Cuando el ambiente en que vivimos despierta una semilla, y nosotros la regamos al prestarle atención, ella se manifiesta en la conciencia despierta como una formación mental. Es así como surgen los estados de ánimo y los pensamientos.

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      En la medida que nos concentramos en esta formación mental, le permitimos echar raíces y crecer como una enredadera. Es así como pasamos de un descontento a una depresión. Pero como alojamos semillas de todo tipo, también guardamos aquellas que florecen para llevarnos de la alegría a la felicidad plena.

      En su libro El Arte del Poder, Thich dice que el camino al bienestar pasa por ser diligentes en la práctica de vivir activamente en el presente. Y por diligentes quiere decir regar selectivamente las semillas que nos ayudan a manifestar lo mejor de nuestra esencia.

      Todo comienza por evitar que germinen las semillas que nos dañan. Esto no significa suprimirlas, sino alejarnos de los estímulos que las despiertan. Pero como la vida es complicada y nadie es un asceta en una cueva, cuando asomen sus hojas (y lo harán) debemos reconocer su energía negativa, observarlas e invitar una mejor emoción para que tome su lugar.

      En resumen: respira, observa y planta buenas semillas en tu mente.
      Lo que me trae de vuelta a las yerbas en el jardín. De adolescente jamás hubiese pensado que estaba haciendo una práctica mental y espiritual para limpiar mi conciencia. Pero hoy veo las cosas de otra manera.

      Claro, siempre queda otra explicación. Por ejemplo, que estoy racionalizando mi situación, es decir, que estoy justificando la fastidiosa tarea con una historia que me hace sentir mejor.
      Y de ser así, no me importa. La verdad es que he disfrutado estas tardes de cuclillas sobre la grama. Y mientras más observo, aprecio con más detalle las yerbitas.

      Fuente: http://www.inspirulina.com/de-emociones-y-otras-yerbas.html