domingo, 17 de febrero de 2013

Una verdad sobre "Extrañar"

En situaciones difíciles solemos extrañar a alguien que ya no está con nosotros. 
Una mujer que pasaba por una situación económicamente difícil, bajo mucha presión, le comenta a su terapeuta que extraña a su ex-esposo, del cual se había divorciado hace casi un año ¿Y qué es lo que extrañas de él? -Le preguntó la terapeuta- Con lágrimas brotando y la voz llorosa respondió: -No lo sé... Realmente no lo sé. Nada en especial, simplemente su presencia, recuerdo las conversaciones que teníamos. Pero lo irónico es que hasta hace días tenía claro, que si el volvía, tendría un "no" por respuesta, pero hoy no estoy tan segura... Y es que ¡yo sé! yo sé que con él no podría haber historia feliz, no respetaría mis gustos, no tendría yo la libertad de ser ni de estar, pero lo estoy extrañando..." -¿No será que, justo en este momento, lo que extrañas de él es la seguridad y estabilidad que te ofrecía en el ámbito económico?- Luego de un silencio- Creo que si es eso. Con él me sentía protegida y segura. No estaría pasando por esta situación si estuviese con él.
En esos momentos, la persona puede no darse cuenta de que lo que extraña no es al otro, sino la seguridad y el apoyo que éste le hacía sentir. Que lo que realmente quisiera tener no es a la persona sino protección. Debemos relacionar los hechos que están sucediendo en el mundo real, con las emociones que nos embargan. De lo contrario, surgirían inseguridades, confusiones, depresiones y decisiones no tan favorables. Por la misma razón es que muchas personas deciden relacionarse afectivamente con alguien que en realidad no aman. Por sentirse protegidas, seguras, a salvo y sostenidas. Cansadas de sacrificarse buscan a una persona que creen que pueda satisfacer esas necesidades básicas que toda persona merece suplir. Pero resulta que una relación sana no se basa en dos personas cojas que buscan que el otro la sostenga. 

De ahí la importancia de escuchar nuestros miedos y no evadirlos. Cada uno de ellos nos muestra un deseo, una real necesidad y una debilidad que podemos convertir en fortaleza. Si esta mujer no tuviese el valor de mirar con ojos de sabiduría su dolor, su temor, yendo como dice Julio Bevione "por el camino del medio" con objetividad, podría tomar una decisión equívoca llevada por su miedo y deseo de protección.

No busquemos en otro lo que sentimos que nos falta, busquémoslo en nuestro interior, esa búsqueda no falla.

Por: Sanaa Vanessa Saab S.
(Todos los derechos reservados)
@Vanessa_Saab