domingo, 25 de noviembre de 2012

Cuidado con lo que le enseñas a tus hijos

Por Sanaa Vanessa Saab

Lamentablemente vivimos inmersos en una cultura que idealiza al sacrificio como autor de grandes y nobles fines cuando en realidad es todo lo contrario.
El sacrificio es insano; implica soportar algo en pro del beneficio de un tercero a costa del bienestar propio y resulta que nada que nos perjudique o nos reste bienestar es sano. Si nosotros mismos no procuramos nuestra paz, nadie lo hará y si no estamos bien internamente es imposible estarlo con nuestro entorno.
Cuando una madre vive desde el rol de víctima "la madre sacrificada" esa que deja de ir al gimnasio, a sus citas médicas, a hacerse un "cariñito" en la peluquería, a compartir con sus amigas, que no tiene descanso, ésa que nunca tiene tiempo para sí misma por las labores del hogar, las actividades de sus hijos y de su esposo; la mujer que tolera malos tratos, infidelidades y demás formas de violencia intrafamiliar (psicológica, emocional o física) es la misma que inculca inconscientemente a sus hijos a sacrificar su felicidad y bienestar, les enseña que la única manera de vivir es tolerando acciones que menoscaben su autoestima, su respeto, anteponiendo el beneficio de otro por encima del suyo. El mejor ejemplo que pueden recibir los hijos es el comportamiento de sus padres y esto está comprobado. De nada les sirve a ellos que les digan que algo no está bien si ven lo contrario en ustedes. Los padres son la mayor influencia que tienen, por lo que indirectamente, este tipo de actitudes inducen a los hijos a una vida infeliz.


Esto aparte de disminuir tu autoestima y la armonía con tu pareja y en el hogar, afecta la de ellos, ya que el mensaje que les llega y se transformará en patrón a seguir es:  "No soy prioridad ni en mi propia vida" "No merezco   lo mejor... Debo sacrificarme por mis seres queridos" "La única forma de vida que existe es desde el sacrificio, es lo correcto" Una baja autoestima es el primer factor que menciona Bob Mandel como enemigo de una relación sana de pareja. Así que además es algo que ocasiona conflictos a la hora de establecer y mantener una buen relación afectiva.

Cuando vivimos sin tiempo para descanso, enseñamos que no merecemos descanso.
Cuando vivimos sin tiempo para nosotros, enseñamos que no somos importantes.
Cuando vivimos tolerando faltas de respeto, malos tratos, infidelidades, enseñamos que no merecemos respeto, consideración ni amor. 

Y recuerden que la principal escuela de los hijos es el hogar. Si no queremos verlos pasando por estas denigrantes situaciones comencemos el cambio por nosotros.

Algunos beneficios de abandonar el papel de víctima en el hogar:
Paz y armonía interior.
Mejor relación con la pareja e hijos, en el hogar, 
(Ya que mientras mejor estés contigo misma, podrás dar más y mejor a tu círculo)
Establecerás vínculos sanos, identificarás relaciones tóxicas y podrás ponerle reparo.
Fomentarás en tus hijos buena autoestima y por ende le enseñarás las herramientas que requerirán en el transcurso de sus vidas para lograr relaciones sanas y su bienestar.


Marcar la diferencia es un acto que simplemente requiere determinación y constancia. Enseñemos con la práctica y formará parte de sus genes. Obremos para fomentar el bienestar personal de las siguientes generaciones así tengamos que des-aprender para sustituir los patrones negativos que venimos siguiendo y sustituirlos por los sanos.