jueves, 8 de noviembre de 2012

Tratamiento de la Indecisión


Si la falta de capacidad para decidir se vuelve algo habitual e interfiere palpablemente en tu día a día, es hora de tomar cartas en el asunto. La terapia psicológica más empleada para solucionarlo es la conocida como Entrenamiento de Resolución de Problemas, de D'Zurilla y Goldfried, cuyas fases son:
  • Orientación hacia el problema: consiste en relacionar con un problema determinado. Por ejemplo, “¿me compro un coche?”. Una vez que lo hayamos relacionado deberíamos preguntarnos si el problema es resoluble por nosotros y si merece la pena invertir esfuerzo y tiempo en hacerlo. Si la respuesta es positiva continuamos con la siguiente fase.
  • Definición del problema: consiste en entender bien el problema respondiendo a los interrogantes acerca de qué se trata exactamente, cuándo apareció… Siguiendo con el ejemplo anterior, decirte a ti mismo que te tienes que comprar un coche o no, no vale para nada. El problema realmente no es ese, la forma correcta de reformularlo debería ser: “necesito comprarme un coche desde hace unos meses y no acabo de decidirme por si luego me arrepiento debido al gasto económico que supone… o por si le molesta a mi pareja o… por si no es tan necesario, etcétera”.
  • Búsqueda de alternativas: la vida no se puede reducir a dos alternativas, por eso piensa en qué más posibilidades tienes. En esta fase no debe importarte que algunas de ellas te resulten absurdas, ya habrá tiempo para valorarlas. Por ejemplo, al problema de la duda sobre comprarte o no un coche puedes proponerte alternativas como esperar a tenerlo más claro, darte un plazo e ir revisando opciones de compra, comprarlo ya, no comprarlo, alquilar uno hasta que lo tengas más claro, comprar pero uno económico, etcétera. Como puedes ver en esta fase es más importante la cantidad de alternativas que la calidad de las mismas. Cuántas más mejor.
  • Elección de la alternativa: debes seleccionar la alternativa que más beneficios te suponga a largo plazo. Por ello, busca la alternativa o combinación de opciones que más te beneficie. Por ejemplo puedes decidir no abandonar la idea de comprar el coche pero ir barajando diferentes opciones junto a tu pareja.
  • Idea un plan de acción: imagínate poniendo en marcha la alternativa seleccionada. Si realmente te ves capaz de hacerlo, adelante, si no, selecciona otra más adecuada para tu forma de ser/actuar. Hay algunas alternativas ideales, pero que a veces no nos sentimos capaces de hacer. Por ejemplo si necesitas ya el coche es posible que tengas que tomar la decisión lo antes posible y no puedas consultar más posibilidades. Lo importante es que ajustes tu plan de acción a tu forma de ser.
Fuente: http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/emociones-y-autoayuda/tratamiento-de-la-indecision-hoy-decido-yo-7223

¿Eres una Persona Indecisa?


Vivir es decidirse. La toma de decisiones es una tarea implícita en la vida del ser humano desde sus orígenes. En todos los tiempos y culturas el ser humano ha tenido que hacer elecciones sobre diferentes aspectos de su vida cotidiana. En nuestro día a día la toma de decisiones es una tarea que debemos asumir. No hacerlo puede traer repercusiones importantes puesto que la toma de una u otra decisión deja de ser el problema para serlo el hecho de no haberla tomado.
“¿Y si no decido yo?” Algunas veces puedes tener suerte y que las cosas se “resuelvan solas”, pero, lamentablemente, el tiempo no lo pone todo en su sitio tal y como muchos creen. A veces, o lo pones tú o queda descolocado. No tomar decisiones a corto plazo alivia la incertidumbre de la duda, por lo que a corto plazo el problema parece estar resulto, sin embargo a largo plazo puedes tener repercusiones importantes como:
  • Bajos niveles de autoestima.
  • Inhibición social.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Sensación de falta de control sobre tu propia vida.
  • Interferencias a nivel social y laboral.
  • Repercusiones mayores por no resolver el problema.
¿Por qué nos cuesta tomar decisiones?

Tomar una decisión es asumir una pérdida, y a nadie nos gusta perder cosas. Si bien ésta es la esencia de por qué no tomamos decisiones, lo cierto es que no podemos simplificar todos los casos al mismo motivo. En la mayoría de ocasiones, la combinación de los siguientes factores están implicados en nuestras indecisiones:
  • Miedo al fracaso: existen personas que no se permiten el más mínimo error y consideran que siempre deben ser competentes en todo lo que hacen. Por eso, sus decisiones deben ser perfectas.
  • No saber ver varias alternativas: las cosas no son “a” o “b” ni blancas o negras. Sin embargo, hay personas que no ven más allá de las primeras opciones que se les vienen a la cabeza, por eso, nada les convence.
  • Falta de confianza en tus habilidades para resolver problemas: algunas personas entran en bucle. Es decir, una vez que han tomado una decisión vuelven a atrás y comienzan de nuevo todo el proceso para volver a elegir, entrando en un bucle infinitivo asociado con importantes niveles de malestar emocional. Algunos estudios sostienen que si bien este tipo de personas tienen buenas habilidades para solucionar problemas, lo cierto es que no confían en dichas capacidades, no se lo creen. Este hecho se asocia a un bajo nivel de autoestima.
  • Estilos educativos dictatoriales: el modelo paternal autoritario hace que los hijos no reciban un entrenamiento para tomar decisiones a lo largo de su desarrollo personal, por lo que llegan a su vida adulta sin saber decidir. Esto es porque han aprendido a que las cosas ya están decididas por otros.
  • Dependencia de otras personas: puede ser debido a lo anterior o bien al polo opuesto, es decir, a un estilo educativo sobreprotector donde otros se preocupaban en exceso por facilitarte la vida.
  • Estilo evitativo de afrontamiento del malestar: algunas personas rechazan tomar decisiones porque se niegan a aceptar el malestar que puede llevar implícita dicha tarea. De esta manera a corto plazo reducen su malestar, pero a la larga, éste es mayor y además no adquieren herramientas para solucionar los problemas de manera eficaz.
  • Falta de madurez: a veces se fantasea con la situación ideal aún sabiendo que no la llevarías a cabo, no tomando las riendas de la situación y cayendo en un infantilismo en las decisiones tomadas.
  • Tendencia a la procastinación: si lo puedes resolver hoy, ¿por qué dejarlo para mañana?
¿Cómo evitar que otros decidan por tí?
No caer en el problema de la indecisión no pasa por un cambio de conducta puntual, sino por un cambio de actitud hacia los problemas. Para ello, debemos tener una orientación positiva o activa ante las dificultades, lo que supone verlas como un desafío, siendo optimistas respecto a nuestras capacidades para resolverlas. Para ello, debes asumir que una buena toma de decisión requiere que inviertas tiempo y esfuerzo en su solución. Lo bueno nunca es gratis, sino que requiere esfuerzo.
Una buena toma de decisión requiere que inviertas tiempo y esfuerzo en su solución
También debes aceptar que aunque la situación ideal no sea posible eso no quiere decir que la opción tomada tenga que ser mala. Simplemente es distinta.
Por el contrario, aléjate de la actitud negativa al problema. Para ello, no valores la toma de decisión como una amenaza de problemas insolubles, la mayoría no lo son. Mucho menos dudes de tu capacidad para tomar la decisión, pues si tú dudas, harás dudar al resto. Nadie más que tú puede convencerte de tus propias capacidades. Asume también que equivocarse a la hora de tomar la decisión es parte del trato… y de la vida.

Fuente: http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/emociones-y-autoayuda/prevencion-como-no-dejar-que-otros-decidan-por-ti-7222

Cuidado con la Adultescencia

   Por Daniel Duque

Este término se usa para referirnos a los adultos que siguen siendo adolescentes. Un twitt leído por allí reza: Fui bebé, luego niño, luego adolescente, luego adolescente, luego adolescente.

Cuando los hijos alcanzan la adolescencia, los padres deberían contribuir para que accedan a su autonomía (característica básica de la adultez), pero esto no siempre pasa por múltiples razones. 

Por ello, los hijos adolescentes en muchísimas ocasiones cuestionan y se revelan en contra de sí mismos y de sus familiares de mil maneras, una de ellas quedándose entonces para depender de ellos.

Ojo, la rebeldía es necesaria, aunque sea difícil de manejar, rebelarse es necesario para llegar a la adultez. Es decir, volvemos, revelarse resulta imprescindible para desprenderse de los padres. Ya que el adolescente que escoge la sumisión, extiende la etapa en la que adolece de identidad propia. 

De nuevo: el adolescente que no logra desprenderse lo manifiesta de diversas maneras, para así hacer notar su posición de estancamiento. Puede presentar pésimo rendimiento en sus estudios, se le imposibilita encontrar un trabajo, cae en adicciones, presenta mala conducta, roba, pelea, entre otras formas de rebeldía instalada. 

Es vital que se negocien las decisiones y se alcancen acuerdos con los hijos, para que se mantengan ciertos límites que preserven la estabilidad y armonía de las vidas de todos los familiares. 

Otro punto importante es que en la adolescencia nace la necesidad de la intimidad sexual con nuestros pares, así como también surge el deseo, la curiosidad, de probar muchas cosas nuevas, y todo esto que nos permite crecer no es posible hacerlo en la casa de los padres.

A los padres les decimos que esto de la comunicación abierta (sin miedo), acerca de todos los temas posibles, es vital para hacer que sus hijos no sean por ello eternos adultescentes. Por ello, se debe dedicar tiempo y esfuerzo para brindarle información a los chicos. Recordemos la canción “No Basta” de Franco de Vita: “porque cuando quiso hablarte de sexo, se te subieron los colores al rostro, y te fuiste…”.


Y en relación al ámbito de pareja, "el adolescente" suele atraer a otro "adolescente", y en esta dinámica incluso uno de los dos puede actuar como adulto y hacer que el otro juego el rol del adolescente que él en el fondo quiere ser, y esto marca a los dos y los afecta  a la hora de encontrar una verdadera pareja, conformada por dos adultos comprometidos el uno con el otro, y con la vida.

Recordemos, y para ello cito a mi colega Carlos Fraga, con quien escribí un libro y tantas otras cosas: “la comodidad es una trampa que no nos permite crecer”. No caigamos en ella, aunque sea tan seductora. ;)

Fuente: http://www.mejorandonuestrosvinculos.blogspot.com/

¿Qué Peso Tiene la Familia en la Pareja?


por  Daniel Duque
¿QUÉ PESO TIENE LA FAMILIA EN LA PAREJA?
Cuando nos embarcamos en una relación de pareja, emprendemos un recorrido que nos genera expectativas. Nos ronda y rodea la idea de haber hallado a la persona ideal; nos seduce la ilusión decompartir una vida con ese ser tan especial, y mucho más.

Cuando se sigue transitando el recorrido en el que se conoce la pareja mutuamente, los colores de la relación tornan a nuevos matices. Surgen diferencias de criterios. Aumenta la necesidad de alcanzar ciertos acuerdos.

En este conglomerado de acercamientos, el vínculo de la pareja se fortalece cuando se elaboran códigos en conjunto y se establecen las alternativas que resultan más beneficiosas para ambas partes.

Este proceso debería estar lleno de complicidad, porque su buena consecución es para la armonía individual y compartida.

En este intercambio es clave recordar que cada miembro de la pareja proviene de sistemas familiarescon profundas distinciones de formas de amar. Por ello, cuando uno de los miembros de la pareja piensa: "mi forma de ser, pensar, actuar... está bien y la de mi pareja no", es similar a que sostuviera: "Mi familia está bien, pero la de mi pareja no".

Si por el contrario, uno de los miembros de la pareja acepta e incluso exalta todo lo que hace su pareja sin mediar, podría pensar algo como: "No me gusta mi familia, pero la de mi pareja sí está bien".

Las situaciones descritas crean desequilibro en la pareja.
Cuando nos comprometemos en un proyecto de pareja, nos debemos emparejar con las formas consensuadas entre los dos. Por ello, hacer pareja es una tarea increíblemente aleccionadora en la que intervienen nuestras representaciones familiares.

La pareja se construye familiarizándose entre sí. Esto se da con equilibrio cuando nuestras familias tienen para cada uno y para el otro UN GRAN VALOR.

Fuente: http://www.inspirulina.com/el-valor-de-la-familia-en-la-construccion-de-pareja.html

Viviendo a Plenitud por Sanaa Vanessa Saab: El Despido Laboral: Comienzo de una nueva vida

Viviendo a Plenitud por Sanaa Vanessa Saab: El Despido Laboral: Comienzo de una nueva vida: El despido es una terrible experiencia que en los últimos tiempos se ha puesto tristemente de actualidad. Cuando el trabajador recibe la n...