miércoles, 7 de noviembre de 2012

Claves para el Cambio Personal


CLAVES PARA EL CAMBIO PERSONAL
Existe una realidad y es que vivimos en un constante cambio. El cambio es inevitable. Nada permanece igual. Ante los cambios que nos van suscitando muchas veces reaccionamos con resistencia, con enojo. Aun sabiendo que tenemos que cambiar y que sería bueno para nosotros, nos cuesta salir de las zonas de comodidad, de la costumbre.
A veces se presenta la oportunidad de realizar cambios, de crecer y decidimos vivir dentro de los mismos límites, por miedo a no saber que pueda pasar después. Entonces, elegimos lo conocido en lugar de lo desconocido. Pero ¿cuántas veces perdemos oportunidades por tener resistencia al cambio? por miedo a cambiar.
Te comparto algunas claves que te pueden ayudar si estás viviendo una situación de cambio:
  1. Pregúntate en este momento: ¿en qué ámbito de mi vida quiero cambiar? ¿En qué ámbito he tratado de cambiar y me resisto a hacerlo?
  2. Identifica la incomodidad, el problema o conflicto. Tener claro qué te impulsa a cambiar te ayudará a determinar acciones.
  3. Reconoce que existe un problema o situación que te impulsa a cambiar. Sé sincero y consciente sobre lo que está ocurriendo en tu vida.
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    Decide la nueva actitud a asumir y comprométete a iniciar el cambio. Es importante que reflexiones sobre los beneficios de hacerlo.
  5. Evalúa que tus acciones sean reales, concretas y prácticas.
  6. Para mantenerte en el cambio es importante ver los resultados que obtienes, la fortaleza adquirida y debilidades en el proceso.
  7. Ten paciencia y perseverancia, entras en un proceso que puede resultar un desafío.
  8. Sé constante. Te ayudará a lograr el cambio.
  9. Confía que lograrás el cambio. Ten fe en ti mismo, recuerda que en otros momentos también has realizado cambios.
  10. Motívate diariamente. Implica querer hacer las cosas bien porque conseguirás beneficios al cambiar.
Fuente: http://www.inspirulina.com/claves-para-el-cambio-personal.html

Llorar hace bien


    Repetidas veces he escuchado "los hombres no deben llorar", "me da pena que me vean llorando", "yo nunca lloro", "llorar es de débiles" "¿Llorando yo? ¡no!, es que estaba picando cebolla!". Hasta he visto personas que en el funeral de alguien muy querido, son como una roca, y algunos comentan: "se lo ha tomado bien".
    Aunque a muchos pueda parecerles una debilidad o hasta una ridiculez, llorar es tan beneficioso como reír. La risa y el llanto son dos formas para expresar nuestras emociones, que nos permiten bajar los niveles de estrés, liberar toxinas y descargar tensión de forma natural. El llanto es capaz de generar endorfinas (conocidas como las hormonas de la felicidad), es saludable especialmente cuando se atraviesan situaciones de aflicción o de pérdida, pues ayuda a evitar el desarrollo de la depresión.
    Las  reacciones químicas propias de las lágrimas producen un efecto calmante en nuestro organismo. Luego de una buena "llorada" la descarga de tensiones y el alivio de la tristeza es tal, que la sensación que queda es parecida a la de tomar un baño tibio antes de dormir.
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    El  doctor  William Frey, del Saint Paul Ramsay Medical Center en Minessota, ha realizado diversos estudios acerca del llanto y afirma que llorar no sólo favorece al desahogo y la distensión de las emociones, sino que permite que una persona se conozca mejor a sí misma y que se relacione de una forma más honesta con los demás; por otra parte, le permite ver con claridad determinada situación pues "las penas obstruyen el intelecto".
    Los daños que causa la represión del llanto son casi incontables, entre ellos: enfermedades cardiovasculares, trastornos estomacales o intestinales, úlceras, colitis, aumento de los niveles de estrés, impotencia, frustración o acumulación rabia, aumento de presión, derrames cerebrales, entre otros.
    ¿Te ha pasado que ríes tanto, que se te salen las lágrimas? es porque todo está conectado. Nuestro organismo está diseñado para funcionar a la perfección y curarnos naturalmente. Así que no dejes que la vergüenza, la timidez, la rabia, ni mucho menos "el qué dirán" coarte tus válvulas de escape; necesitas drenar. No eres un robot, eres un ser humano de carne, huesos, risas y lágrimas. Tienes el maravilloso don de poder expresar tus emociones, así que no lo ignores y permítete sentir.
    Si tienes ganas de llorar, ¡Llora! No se trata de ir por la vida lamentándote y sollozando, sino de tomarte un tiempo para ti y desahogar tus penas, aliviar la carga y reducir la angustia. Yo, con el permiso del escritor venezolano Miguel Otero Silva, les digo que "Cuando quiero llorar, ¡yo sí lloro!" y bastante.

    Fuente: http://www.inspirulina.com/llorar-hace-bien.html

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