sábado, 24 de noviembre de 2012

Terapia contra la depresión #Bienestar


Establecer relaciones dialógicas supone cambiar de la relación primaria sujeto-objeto, yo-ello, a la realización sujeto-sujeto, yo-tú, una actitud que no sólo es central en la terapia familiar dialógicas, sino a mucha forma de psicoterapiabasadas en la mindfulness relacionar. Esto sería el resultado de una corriente de percepciones recíprocas demasiado fugaces como para poder ser advertidas, una observación resulta muy útil en la terapia familiar.



En la terapia basada en la mindfulness, el terapeuta regresa de continuo a los cambios y diferencias en sus propias sensaciones. 

Más recientemente se ha desarrollado la terapia cognitiva basada en la mindfulness como forma de tratamiento destinado a reducir la tasa de recaída y recurrencia en la depresión. Los estudios de seguimiento no controlado aplicando una terapia multimodal, no hicieron pese a la insistencia la utilización de factores causantes de la mejora, referencia alguna a la técnica.

Con el tiempo se descubrió una correlación positiva entre la variable distintiva de la terapia cognitiva, la conexión entre los pensamientos distorsionados y las emociones no deseadas, y los síntomas depresivos acompañan a la terapia, sea personal, ya sea como parte de un proceso de supervisión o como una derivación al tratamiento fuera del entorno. Dicho en otras palabras de la perspectiva de la terapia familiar, la formación se ha centrado más en la conceptualización del caso y en la habilidades de intervención, modalidad de hacer, que la persona del terapeuta.

A veces tratamos de separar los diferentes rasgos compositivos de la buena terapia: qué tipo de afirmaciones hace el terapeuta, qué tipo de cuestiones pregunta, cómo las preguntas, con qué tono de voz, la reflexión, la validación y límites.

En la elaboración y corroboración de una determinada marca de investigaciones basada en la mindfulness, como la reducción del estrés basada en la misma, la terapia cognitiva basada la misma y la terapia de aceptación y compromiso, con el objetivo de proporcionar evidencia de que las técnicas terapéuticas concretas básicas funcionan.

En fin, mindfulness y psicoterapia aborda y entrelaza lo que quizás sean los dos temas más importantes de la psicología contemporánea: el descubrimiento de la terapia como un proceso de transformación a través de las relaciones y la presentación en el ámbito clínico de la atención plena o mindfulness.

En este sentido, la expresión de las diferencias, se expresa en una cualidad de intercambio que ayuda al clínico a planificar y responder a las necesidades de su paciente. La atención del paciente sometido a terapia es una manifestación más del desarrollo estable y positivo. La relaciona basadas en la confianza admite implícitamente la posibilidad de errores en ambos sentidos.


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Los ejercicios de mindfulness que no se basan en la meditación, se utilizan específicamente a la terapia dialéctico-cultural y la terapia de aceptación y compromiso.

En la práctica de la mindfulness puede resultar más desorganizadora, aún en los casos de los narcisistas sanos, que no padecen de una patología importante, hablar de, no-yo, en la terapia, probablemente confunda al paciente y le encamine hacia un final de la terapia.

Fueron muchas las revisiones que, en el pasado, trataron de resumir la relación entre las condiciones facilitadoras propuesta por la terapia centrada en la persona y el resultado del cliente.

Retornando claramente a la mindfulness, se basa fundamentalmente en las prácticas y en la estructura de la reducción del estrés para el tratamiento del dolor crónico y en la terapia cognitiva, aplicada para el tratamiento de depresión.

Por otra parte, Camín constituye a equilibrar la modalidad del hacer tan frecuente en los modelos de terapia de pareja y familia, que subrayan la importancia de la acción y de la intervención, con la modalidad del ser, que resulta esencial para estar presentes ante un posible divorcio, por ejemplo, dándose cuenta de cuando y como se convierte en obstáculos para la terapia y de lo que puede hacer para minimizar el impacto. Se trata de un proceso que no aspira tanto a intensificar directamente la presencia. Asimismo, si queremos comprender la importancia que atribuye a la cualidad de la relación terapéutica, es importante empezar entendiendo la orientación hacia las relaciones que el cliente aporta la terapia. El cliente llega la terapia con un problema y se relaciona con el terapeuta como si fuese la persona que se lo va a resolver.

Esta cualidad es pueden ser de gran ayuda para el terapeuta por aligerar la carga. Esto se debe gracias al reconocimiento profundo y la aceptación de esta realidad que nos permite estar presentes de un modo más tranquilo y sereno.

Este tipo de epistemología terapéutica es congruente con las microcomunicaciones de la terapia infantil y con la conciencia del terapeuta de sus propios estados psicológicos, relaciones y cordura, para la salud y el bienestar que deberá estar firmemente asentados, por ende es mucho más que una técnica. Y, como tal, no se agota en la reducción del estrés, o cualquier otra intervención concreta.

En este sentido, se ha desarrollado un aspecto que se adaptan nuestros programas, tanto en terapia de parejas y de terapia familiar, respectivamente.

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