domingo, 5 de mayo de 2013

Amor Incondicional

AUTOR: Sanaa Vanessa Saab Saab.

¿Cuántas veces hemos escuchado a mujeres decir: “El hombre que me quiera me tiene que querer tal como soy. ¡Yo no cambio por nadie!”? Seguro que muchas veces. Pero si nos fijamos, estas frases se enfocan en la personalidad, más no en el físico. Estas mismas mujeres son –en su mayoría- las que se han realizado una o varias operaciones estéticas. Cuando una amiga me cuenta que tiene ganas de operarse por gusto, inmediatamente pienso en que está pasando por una situación de baja autoestima. Yo pasé por ella y hoy que estoy aprendiendo a valorarme tal como soy por dentro y por fuera, con mi historia, mi pasado y presente, no lo volvería a hacer (Y digo aprendiendo porque es una labor de todos los días) La baja autoestima en estos casos tiende a justificarse con saboteos de este tipo “¡Tenía que hacerlo porque no es que tenía poquito, sino que no tenía nada!” “Yo si me acepto, pero si puedo mejorar ¿Por qué no?” entre otras frases… Y a la final yo termino haciéndome una pregunta: ¿Si yo misma no me acepto, cómo puedo esperar eso de los demás? Y tan fuerte es este problema que se está viviendo hoy en día, que no miramos los riesgos a los que se somete una persona con una operación para  hacerla por placer. Ahí podemos ver cuán inconformes estamos con nosotros mismos. Es común ver mujeres operándose luego de rupturas sentimentales, es una forma de levantar su autoestima, pero el amor propio va más allá de eso. Una persona cuando se siente vacía, por más que busque llenarse con lo externo no lo logrará y podría volverse adicta ya sea a las operaciones, a la comida, a las compras…


El Amor incondicional comienza por nosotros, de adentro hacia afuera. No estoy de acuerdo con el conformismo, pero si con la aceptación de lo que somos. Ofrecernos Amor Incondicional implica aceptarnos y amarnos como somos en nuestras dos dimensiones: La física y la espiritual. Que si bien es cierto que nuestra belleza física es pasajera, es vital que nos sintamos cómodos con ella, aceptarla y darle el valor que merece, ni más, ni menos. Siempre recordando que nuestro cuerpo es el vehículo en el que nos trasladamos en esta experiencia humana y a través del cual nuestro Yo Interior nos comunica que algo estamos haciendo mal. Nuestro cuerpo es más de lo que parece, es nuestra morada y funciona como guía cuando no escuchamos a nuestra consciencia. No lo maltratemos de esta manera. El amor incondicional exige observar desde dónde nos estamos valorando, si es por lo físico, por lo que podemos dar a los demás, por los títulos, por la posición económica… De este modo también lograremos darnos cuenta por qué nos han llegado personas que nos buscan por esos motivos y no por nuestro verdadero valor, el interior. Somos seres espirituales en cuerpos humanos, nuestra energía es más poderosa de lo que solemos creer, la cual envía señales para atraer lo que está en resonancia con ella. Si una mujer únicamente se valora por su atractivo, le llegarán hombres que la aprecien solo por eso. Si un hombre siente que su valor está en sus títulos y sus cuentas bancarias, le llegarán mujeres y personas en general, que sólo lo vean como un ticket de lotería ¡Atraemos lo que somos! Haciéndonos conscientes de esto, dándonos el valor que merecemos podemos dar un giro  a la energía que manejamos y obtener resultados en resonancia.



Para reconciliarnos con nosotros mismos debemos emprender un largo camino con dedicación y compromiso, pero una vez que se inicia no hay marcha atrás porque el bienestar que nos regalamos es ese que no queremos soltar y el único al que nos debemos apegar.

1 comentario: